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Coleccionismo, un viaje a ninguna parte

No estamos solos en la locura de acumular piedras, boletos de micro, tapitas de bebida, tazas, esquelas, botellas de perfume de vacías. La humanidad colecciona desde siempre. Todo objeto puede ser coleccionable, solo requiere de una persona dispuesta a hacerlo, además, antiguamente se otorgaban valores sobrenaturales a los objetos conservados para coleccionar. “El coleccionismo es la imagen material de la memoria del hombre, de su pasado, del esfuerzo por conservar las vivencias y los vestigios de la humanidad” como nos dice Larreal Soto en Coleccionismo, museos y museología. 

Los objetos no son solo para ser usados, también son parte de nuestra identidad. Los objetos pueden ser poseídos, dice Baudrillard en The System of Collecting. Se transforman en una extensión de nuestras emociones, nuestros recuerdos y nuestros deseos. El coleccionismo es una forma con que poseemos los objetos que nos importan, nos permite asignar un nuevo significado, darle otra mirada a su valor original y otorgarles un nuevo sentido, más allá de su valor de uso, logrando que el objeto transcienda en el tiempo.  

¿Qué hacemos cuando coleccionamos? Agrupamos y seleccionamos piezas específicas construyendo un lazo con los elementos elegidos. Esta trama es una relación creada capaz de establecer distintas narraciones personales, ya sea como forma de traspaso de conocimiento, como un repositorio de memoria en torno a recuerdos, simplemente una exploración de gustos personales o una cautivante inversión.  

Cuando una persona crea un lazo entre dos o más objetos se da el inicio a una colección, un viaje que no tiene claro el punto de llegada ¿Cuándo se termina una colección? La respuesta importa bien poco, porque la colección existe no porque se agrupen objetos similares, sino porque hay una persona que pone empeño y afectos en ello.  

Es un proceso a largo plazo, el tiempo y la dedicación son factores que siempre irán enriqueciendo este camino. Es entonces cuando nos preguntamos ¿realmente colecciono o sólo estoy acumulando cosas? La principal diferencia entre quién acumula y quién colecciona es el lazo que hay entre las piezas seleccionadas y la persona. Existe un flujo de objetos, así como algunos entran o nos encuentran, también hay otros que nos abandonan. Es un largo camino en el que las relaciones persona-objeto se van replanteando constantemente siendo parte de nuestro vaivén íntimo. No es necesario ser experto para comenzar a coleccionar, solo hay que estar dispuesto a emprender el viaje a ninguna parte.  

“El coleccionista también cumple un papel destacado como guardián de la historia, de esas historias íntimas, casi secretas, que acumula, ordena, le da forma y deviene en un ayudante eficaz para redefinir historias”, explica Mario H. Gradowczyk en Apuntes sobre coleccionismo. Entonces ¿una colección se guarda o se exhibe?, depende si el coleccionista quiere ser parte de la historia. Al compartirla, ese vínculo personal se transforma en memoria colectiva y, junto a otras colecciones, contribuyen al rescate patrimonial, porque cada colección es reflejo de un tiempo, de historias y de una mirada individual irrepetible, que sumada a otras colecciones se configuran como un testimonio de lo bello, lo importante, lo supuerfluo y lo especial.